Todas empiezan siendo las abanderadas de la virginidad. Todas se dan a conocer al mundo como la candidez andante. Todas muestran una linda sonrisa libre de alcohol y sustancias tóxicas.
Pero después de uno, dos o tres años, todas cambian y muestran su lado oscuro o ese lado que seguramente sus managers les recomiendan mostrar. Primero, tratan de meter en la letra de sus canciones palabras un poco subidas de tono. Luego, su imagen de niña buena evoluciona al de chica sexy para finalmente llegar a la etapa conocida como síndrome Britney-Lindsay-Paris, en la que vale todo para llamar la atención, incluyendo desnudos involuntarios, borracheras por doquier, confusos pronunciamientos y juicios demoledores.
Pero después de uno, dos o tres años, todas cambian y muestran su lado oscuro o ese lado que seguramente sus managers les recomiendan mostrar. Primero, tratan de meter en la letra de sus canciones palabras un poco subidas de tono. Luego, su imagen de niña buena evoluciona al de chica sexy para finalmente llegar a la etapa conocida como síndrome Britney-Lindsay-Paris, en la que vale todo para llamar la atención, incluyendo desnudos involuntarios, borracheras por doquier, confusos pronunciamientos y juicios demoledores.
Por el momento, Miley "Hannah Montana" Cyrus, está a mitad del camino. Ya modificó la letra de sus canciones, ya se volvió sexy y ya "simuló" un beso lésbico en un programa en vivo (el famosísimo Britain's Got Talent, para más señas). Sólo falta que se rape la cabeza, le muestre el alma a medio mundo y eche por tierra una promisoria carrera. ¿Podrá?
(Clic en la imagen para ver el video)
Ese "beso" es parte de su "promisria" carrera, evidentemente
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