No sé qué me dio hoy por recordar esos días lejanos cuando hacía prácticas, y uno tenía que sacrificarse y hacer malabares para que el presupuesto destinado a los pasajes acabe convirtiéndose en galletas y una caja de Frugos. Y cuando esto se me viene a la cabeza es inevitable acordarme de aquel infausto día en que Víctor -mi ex jefe- me dejó abandonado en El Porvenir, día también en el que agradecí a Dios por la existencia de Huachano y porque viviera justamente en esa zona. Pero en fin, ese es un asunto que detallaré en otro post. Si es que me acuerdo.
La gracia que me ocupa hoy es la primera entrega de mi manual de buenos modales, y ya que estaba hablando un poco de los primeros días en el periodismo, esta es la ocasión perfecta para escribir sobre las innumerables conferencias de prensa a las asistí y algunas cosas que practicantes, empíricos y profesionales deberían hacer mientras están en una. Y colegas, más vale que me hagan caso.
1. Sé puntual o al menos trata de serlo. Ya sé que en el Perú la "hora exacta" o "en punto" significa "media hora después" (o más en algunos casos) y que el trabajo de un periodista a veces le tiene que ganar al tiempo, pero es una actitud desvergonzada que luego la gente comente en sus reseñas que "la conferencia empezó muy tarde" cuando ellos llegan minutos antes de que esta finalice. Sean consecuentes, pues. Luego no se quejen.
2. Deja de lado las poses. Muchos cometen el error de alucinarse no sé qué cosa. O sea, tratan de marcar la diferencia ya sea parándose en la puerta a pesar de haber asientos vacíos, ocupando siempre la primera fila o "retirando amablemente" de su lugar a aquellos -sobre todo principiantes- que ocuparon el sitio con anterioridad. Si eres fotógrafo o camarógrafo tienes el derecho de moverte como quieras y por donde quieras porque es tu trabajo, pero si realizas otra función mejor quédate en tu sitio y haz lo que tienes que hacer.
3. Aprende a escuchar. Si te han citado con invitación a tu nombre en sobre o con el aviso en papel bond pegado con cinta adhesiva en la Municipalidad, es porque consideran importante tu presencia o la del medio al que representas. Así que cuando vayas, escucha lo que la empresa, persona o quien sea tiene que decir o anunciar. No te pongas a charlar con tu colega de al lado y por nada del mundo te pongas audífonos. Recuerda que te han invitado no para que calientes el asiento ni para que veas a tu anfitrión mover los labios, sino para que los escuches bien y luego no escribas o publiques una cosa por otra.
4. Infórmate. Es lo mínimo que puedes hacer antes de asistir a cualquier conferencia. Entérate de qué se trata el asunto, pregunta quiénes van a estar, y si es posible apréndete los cargos de las personas que tomarán la palabra. Esto evitará que hagas preguntas estúpidas o metas la pata y te ganes un roche que te durará al menos una semana.
5. Come y toma con moderación. Recuerdo que una vez en el Hotel El Golf unos "periodistas veteranos" llevaron bolsas chequeras (esas de color negro) y en ellas iban metiendo brochetas y todo tipo de bocaditos que el mozo repartía. Obviamente los que nos dimos cuenta sentimos que la cara se nos caía de vergüenza ante la atónita mirada de los anfitriones y empleados. Está bien que el sueldo que pagan en los medios es una verdadera miseria -a no ser que seas el editor, el jefe de información o el gerente-, pero eso no justifica que andes mostrando las actitudes de un muerto de hambre.
6. No toques nada de la mesa central. Otro ingrato recuerdo: después de una conferencia en el primer piso de la Municipalidad, Marita y yo nos acercamos al -en ese entonces- alcalde de Cascas, quien después de ser entrevistado e impresionarse con la belleza de mi amiga quiso obsequiarle una de las botellas de vino que habían servido de decoración a su mesa. Grande fue su sorpresa cuando vio que todas habían desaparecido, y sospechosamente los periodistas también se habían esfumado. Caballero, tuvo que darle a Marita la botella que tenía en la mano. ¿Lección? Demuestra tu educación: una conferencia de prensa no es una fiesta infantil, y los bocaditos u objetos de merchandising sobre la mesa no son sorpresas de piñata por las cuales tienes que correr.
7. Entrevista con calma a la gente. Algo que no entiendo hasta ahora es el loquerío que se arma cuando el personaje central de la conferencia está a punto de irse. Se justificaría en el caso que sea Madonna o algún ser de otra galaxia que quizás nunca vuelva a pisar tu ciudad. Pero cuando se trata de una persona que vive en tu ciudad y cuya cara ves todos los días, las cosas son distintas. No niego que el personaje en cuestión ande apurado la mayor parte del tiempo, pero, ¿eso justifica que lo arrinconen, lo sometan sin piedad al flash, le acerquen la cámara hasta la cara, le peguen el micrófono a los labios o le abran la boca para meterle la grabadora y captar hasta el sonido de sus intestinos? No creo que sea civilizado el alboroto, y en lo que he vivido, muchos aceptan gustosos dar entrevistas a los medios uno por uno. Aunque si el que va a ser entrevistado es un tipo testarudo como César Acuña, se justifica todo acto semejante al de una barra brava.
Ya viene la próxima edición, no te la pierdas.